Antes de que pasaran 24 horas ya se habían publicado los primeros estudios serios sobre lo que se conoce en estos momentos como “El Síndrome de Gelsenkirchen”. Los sicólogos sociales Karl Ymotcho, Jim Tonic y Jony Walker, de la universidad de Nevada – Las Vergas, colgaron inmediatamente en su perfil de tuenti las primeras hipótesis sobre lo que pudo afectar a los comentaristas de Tele 5 durante la retransmisión del Shalke – Athletic de Europa League.
Según se desprende del citado trabajo científico, el Síndrome de Gelsenkirchen es una variante del Síndrome de Estocolmo. Ya saben, esa perversión psicológica por la que una persona secuestrada termina identificándose con su raptor y lo defiende.
Raúl, delantero del Shalke y anteriormente de un club de la liga española, en una viñeta de Asier
Manu Carreño y Juanma Castaño debieron verse afectados por lo que, gracias a ellos, todo el mundo llama ya el Síndrome de Gelsenkirchen. Algo mucho más agradable que “Mal de Cacas” que es como la comunidad científica denominó inicialmente a este conjunto de síntomas uniendo sendas primeras sílabas de los apellidos de ambos pacientes.
Los síntomas
Describamos la patología. Tele 5 transmite, en principio, para España. El Athletic de Bilbao se integra desde hace más de un siglo en la primera división de la liga española. El Shalke no. El Shalke forma parte de la Bundesliga, la mayoría de sus seguidores y simpatizantes hablan alemán y ven teles alemanas. Los dos equipos ofrecen una colosal exhibición de fútbol en tierras germanas en los cuartos de final de la Europa League.
El Athletic realiza un enorme partido frente al actual tercer clasificado de una de las más potentes ligas europeas y vigente semifinalista de la Champions. Sin embargo, durante alrededor de 20 minutos, quizá más, los dos comentaristas trasmiten una a duras penas disimulada propensión a que el Shalke logre un tercer gol. Escuchando la televisión, el hat trick de Raúl se vuelve verosímil en cada aproximación del Shalke a la portería de Iraizoz, todo lo que hace el club alemán es eficaz y peligroso y no hay duda de que el Athletic se desmorona.
Si en un bar de Renania hubieran estado retransmitiendo el partido con el sonido de estos comentaristas, nadie hubiera dudado de que se trataba de dos animadores del Shalke que hablaban otro idioma. A nuestros locutores les abdujo Raúl, en lo que se conocerá como Síndrome de Gelsenkirchen, o bien fueron víctimas de un afloramiento irreprimible de madridismo puro.
Por suerte, De Marcos y Muniain les vacunaron y sólo les duró esos 20 minutos. Aunque el síndrome de Gelsenkirchen se volvió a apoderar de Juanma Castaño cuando, al final del partido, se dirigió a Fernando Llorente y le preguntó por los dos goles de Raúl. Cuando el propio Llorente había logrado otros dos. Y en campo ajeno.
Para el próximo partido, por favor, que se tomen un hiporaulítico que prevenga el síndrome, que no es contagioso, pero si muy molesto.
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